La Avenida Nevsky tiene unos cuatro kilómetros de largo.
Está llena de restaurantes, cafeterías, hoteles y tiendas. Tiene una anchura
importante (siete carriles para vehículos) y la mayoría de sus edificios tiene
cuatro pisos de altura. Llegamos a la plaza Vosstaniya y damos la vuelta para
volver a casa. Vadik empieza a sentirse muy cansado. La oscuridad de la noche
nos engulle poderosa pretendiendo demostrarnos grandeza. Vadik intenta ponerse
a su altura, sin éxito. Es un diminuto ser en medio de la inmensidad sujeto a
cualquier circunstancia de la noche, indefenso. Camina cada vez más rápido
hasta llegar a correr y sigue acelerando huyendo de la gran oscuridad,
acercándose a ella al mismo tiempo. Muy lentamente consigo controlar a Vadik y
devolverlo a casa, donde la noche nos sigue persiguiendo. Vadik enciende la
televisión con la esperanza de encontrar protección en voces humanas.